Froilán Alejandro Barrios Nieves
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Los trabajadores venezolanos vivimos la peor situación
laboral que hayamos conocido en cualquier periodo político, desde el siglo XX
hasta nuestros días, el trabajo actividad humana que garantiza la
integridad personal, progreso social, a través de un salario justo y
condiciones decentes logradas a través de contrataciones colectivas, ha perdido
totalmente su valor. Producto de las políticas de un régimen que ha decidió
desconocer todas las conquistas y reivindicaciones logradas tras casi un siglo
de luchas obreras.
Esta postración sindical la ha logrado el Estado
venezolano a partir de una política de fragmentación acelerada desde 2003,
acentuada por el régimen autoritario al intervenir descaradamente con el DLOTTT
la libertad sindical. El resultado, pobreza generalizada que supera el 80% de
la población condenada al hambre y la desnutrición, salario sin poder
adquisitivo y desintegración de los sindicatos. La cual se acentúa con el nuevo
cono monetario propuesto por el Gobierno Nacional, donde se impone la
dolarización de los precios de los productos y por ningún lado es reconocida la
destrucción del salario y el poder adquisitivo.
Por tanto la necesidad imperiosa de la unidad laboral,
es una tarea urgente para todo el sindicalismo venezolano. Ante este cuadro
dramático es fundamental el relanzamiento de la CTV, como central
histórica de los trabajadores venezolanos, ante la acefalía por el
exilio de su presidente, muerte del secretario general y de miembros del Comité
Ejecutivo, en un contexto donde se supere la actual dispersión, expresada en la
existencia de 7 centrales sindicales.
Esta decisión requiere la autonomía absoluta frente al
Estado, partidos políticos y empleadores privados, de allí la importancia de la
reciente iniciativa de convocar el VII congreso extraordinario de la CTV,
evento a promover a partir del convenio 87 de la OIT que consagra la libertad
sindical, sin condicionarlo a la decisión del CNE de enero 2005, donde
ilegaliza las elecciones generales de la central. Como sabemos esa resolución
fue rechazada y condenada por la OIT y el sindicalismo internacional.
Igualmente es fundamental eliminar toda intromisión
estatal, como la representada por un sector del actual comité ejecutivo de la
CTV, al introducir una medida cautelar ante el TSJ, aprobada por cierto en
tiempo récord por la Sala Electoral, como era de esperar,
suspendiendo la realización del evento. Grave en su objetivo ya que coloca el
destino de la CTV en manos del Gobierno.
Es el momento de poner las cosas en su sitio. En
función de restablecer la institución cetevista y no darle la oportunidad al
gobierno de intervenir y manipular, como lo ha hecho con las disputas internas
de los partidos de la oposición, lo cual sería un duro golpe para todos los
trabajadores venezolanos.
Para ello es necesario privilegiar la acción sindical
ante la dramática situación de miseria y precarización laboral que afecta a los
trabajadores, donde es urgente el resurgimiento de un sindicalismo organizado y
fuerte, que no solo frene a un régimen neoliberal, sino también capaz de
reconquistar la democracia.
OPINIÓN/ Froilán Alejandro Barrios Nieves/ Caracas 12/ 2016
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