OPINION/Diputado Omar
Ávila/ Caracas 08 de enero 12/ 2018
Conducido este plagio de gobierno, es que Venezuela es el único país del
mundo cuyo índice anual de incremento de los precios -producto de la
devaluación de la moneda- ha alcanzado las repudiadas cuatro cifras. La
revolución ha depreciado al Bolívar “fuerte” 2.750 veces, solamente durante
2017.
Organismos internacionales, privados y multinacionales, sitúan por detrás,
y lejos de nuestra trágica hiperinflación, a Sudan del Sur (en guerra civil)
con un envidiable 111%; y a la República Democrática
del Congo, con un cómodo 50% de inflación (también en situación de guerra
civil). “País potencia” pero en hiperinflación. Ese es parte del legado del
“galáctico” y sus herederos.
Desde su llegada al poder en 1999, los Gobiernos chavistas han subido los
sueldos más de 40 veces, mientras miles de empresas resultaron nacionalizadas o
bajaron sus santamarías. Es por todos conocido, que las causas fundamentales de
la hiperinflación consiste en la inyección descontrolada de dinero base en el
sistema y la caída de la producción o importación de bienes. Situación que
conduce al desequilibrio entre la disponibilidad abundante de dinero y la
escasez de la oferta de bienes y servicios.
No obstante, y en abierta contradicción a la ortodoxia económica, a la población
en general, se le hace imposible el acceso a dinero líquido o efectivo. Ese es
el otro hecho vergonzoso, trágico, inevitable e inmanejable para todos. No se
consigue efectivo, salvo que se pague por el mismo, hasta 200% del monto
negociado. A pesar, por ejemplo, que la semana previa a navidad, el Banco
Central aumentó la base monetaria en un 24,15%. Mientras, cual fanáticos
religiosos, el gobierno habla de una “inflación inducida” por los Estados
Unidos, el sistema financiero internacional, la oposición y algunos empresarios
y comerciantes locales a quienes acusa de “especulación”.
Frente a la necesaria respuesta, lo único que se les ocurre, además de
culpar a otros, es planear y ejecutar saqueos “legales”, ordenados y guiados
por el Sundde y controlados por la fuerza pública. Más que beneficiar e
intentar inducir a la clase media -ya precaria- a robar (todo saqueo es robo),
de lo que se trata es de eliminar las cadenas de supermercados, que funcionan a
pesar de las dificultades, dejando en evidencia todo el sistema de distribución
de alimentos y productos de higiene que ha intentado el gobierno y que solo ha
mostrado corrupción e ineficiencia, tanto de civiles, como de militares.
En
medio de la crisis, la única opción que les queda es seguir corriendo la
arruga, a través de este plan macabro, para buscar ganar una elección en el
corto plazo que les permita mantenerse en el poder. La estrategia que van a
seguir utilizando –y que lamentablemente les ha funcionado- será la política de control y represión aprovechándose del
hambre y necesidades de la gente.
Esta es otra acción irresponsable del
régimen en la que sin duda alguna busca que todos dependamos de la distribución
estatal de alimentos. Vale la pena recordar que comenzaron por “controlar” las
compras por número de cédula, luego pusieron captahuellas en los supermercados,
siguieron con el cesta tickets en efectivo, ahora regresan a los talonarios de
papel y se inventan una billetera móvil, sin olvidar el Sucre cuando Chávez y
ahora con la criptomoneda, que a mi juicio es otra cosa, que desde Unidad
Visión Venezuela estamos analizando. ¡Ah! me olvidaba del recién anunciado
“nuevo” Dicom, en fin, algún día la pegarán, pero mientras tanto… ¿Qué?, departamento de prensa Omar Avila/buscandolasnoticias.